La Navidad nos recuerda uno de los eventos más importantes de nuestra fe cristiana, y uno de los pilares de nuestra doctrina que como cristianos nos diferencia de otras religiones: Dios en la persona de su Hijo Jesús se hizo carne y nació de una mujer, para llevar adelante el Plan de Salvación que Dios el Padre había anunciado de antemano por sus profetas. El asunto de la encarnación del Hijo sigue siendo un misterio, tema rechazado por muchos y negado por otros tantos, pero para nosotros es la evidencia más grande del amor de Dios por el hombre. En ésta reflexión, la pastora Vilma Ceballos Perazzi nos invita a reflexionar en algunas características muy importantes de éste acontecimiento, que no fue casual ni improvisado, sino divinamente planificado en cada detalle con el maravilloso objetivo de hacer «hijos de Dios» a todos aquellos que le reciben y creen en su nombre.