Rumbo a Egipto, en un lugar donde Moisés se detuvo con su familia para pasar la noche, el
Señor enfrentó a Moisés y estuvo a punto de matarlo. Pero Séfora, la esposa de Moisés, tomó
un cuchillo de piedra y circuncidó a su hijo. Con el prepucio, tocó los pies[a] de Moisés y le dijo:
«Ahora tú eres un esposo de sangre para mí». (Cuando dijo «un esposo de sangre», se refirió
a la circuncisión). Después de ese incidente, el Señor lo dejó en paz.
Éxodo 4:24-26 NTV